sábado, 29 de enero de 2011

Los cuatro supervivientes.


Había una vez cuatro supervivientes que se perdieron en la selva del Amazonas.  
Un día fueron a buscar comida y se encontraron con unos salvajes. Uno de los supervivientes, que se llamaba Pedro, le dijo a los salvajes:
- Amigos salvajes, ¿nos podéis decir dónde hay comida?          
- En el monte de los jabalíes - le respondió uno de ellos.
Los cuatro se marcharon. Al poco rato, cuando ya estaban cerca del monte, se encontraron con unos centauros.
         - Voy a pelear con vosotros.
         - Yo lucharé, pero no tengo armas – le dijo  José.
         -  Vale.
         El centauro le dio a elegir entre una pistola o un rifle; eligió el rifle.
         - Venga, al ataque.
         José disparó un tiro que rozó la cabeza del centauro. Éste salió corriendo, muy asustado. Los demás centauros también huyeron.
         Cuando llegaron al monte de los jabalíes empezaron a cazarlos.
          -¡Qué festín nos vamos a dar! –exclamó Daría.
         Mataron dos jabalíes. Juan les dijo:
         - Vámonos ya, que tenemos que llegar a la cueva.
         - Sí, será un largo viaje – le respondió Pedro.
         Se fueron de regreso a la cueva. A mitad del camino se pararon y comieron unas frutas para reponer fuerzas.
Cuando llegaron a la cueva, les dijo José:
- Si queréis Juan y yo iremos por leña y Pedro y Daría por agua.
A los demás les pareció una buena idea. Al regresar comieron y al poco rato se durmieron.
Al día siguiente, salieron a dar una vuelta por la selva. De repente, Juan se cayó en un agujero de más de dos metros de profundidad. A José y a Daría los capturaron unos piratas A los tres los encerraron en una jaula. Pedro consiguió escapar.
Pocos días después, Pedro tuvo una idea para salvar a sus amigos.
Aprovechando que era de noche y todos los piratas dormían, se acercó  silenciosamente, armado con un cuchillo y obligó al pirata que vigilaba la jaula a abrirla.
Aprovechando la confusión los cuatro salieron corriendo. Los piratas apenas tuvieron tiempo de reaccionar.
Al mes siguiente un helicóptero pasaba cerca de la isla. Descendieron a la isla y los rescataron.
                                    Alejandro Piñero Soto (Curso Escolar 2010 - 2011)

En la montaña.

"El paisaje es muy bonito y se respira aire limpio."
                                           

                                                  Juan Manuel Menacho Camacho (Curso Escolar 2010- 2011)

jueves, 27 de enero de 2011

Me gusta ir al campo.

"A mi me gusta ir al campo con mi hermano".


                                                 
                                                     Alba Blanco Ruiz (Curso Escolar 2010 - 2011)              

domingo, 23 de enero de 2011

La mansión encantada.


Había una vez un anciano que vivía en una mansión. Después de un año de su muerte, allí ocurrían cosas de miedo.
Un día un niño y una niña llamados Pico y Marilín querían entrar en la mansión e inspeccionarla.
Pico dijo:
-¿Estás preparada?
-Sí, pero... ¿No habrá fantasmas?
-No creo.
-Bueno vale, pero antes vamos a comprar petardos.
- De acuerdo.
Después de comprar los petardos entraron en la casa.
- Oye esto está muy oscuro – dijo Marilín, asustada.
-Ya lo sé, me da mucho miedo.
De repente apareció un fantasma.
Marilín exclamó:
-¡Vamos a lanzar petardos!
- De acuerdo.
Los dos empezaron a lanzar petardos y consiguieron hacerle tantos agujeros que el fantasma perdió sus poderes y desapareció.
Luego llegaron a una habitación donde había una adivinanza que decía:
“Si después  de setenta días es domingo ¿Que día será siete días después de los setenta días?”.
Pico respondió sábado y Marilín domingo.
Como Pico falló se le abrió una trampilla debajo de él. Marilín acertó  y siguió hacia delante y subió por unas escaleras hacia la azotea.
Cuando Marilín llegó gritó:
-¡Pico, dime donde estas!
-Estoy aquí, debajo de una reja.
Al poco rato apareció  el robot Tecozae y empezaron a luchar.
Marilín lanzó un puñado de petardos. Pero Tecozae utilizó su mini ventilador súper fuerte para hacer que los petardos volvieran hacia ella. Por suerte pudo esquivarlos y cayeron en la reja, que se rompió. Pico pudo escapar.
Cuando salió Pico utilizó un barrote de hierro para intentar derrotar al robot.
Luego Pico consiguió vencerlo con ayuda de Marilín, que estuvo lanzando petardos al robot.
Al final volvieron para cenar y dormir bien calentitos en sus hogares.
Hoy en día todo lo que pasó hace seis meses es una historia que se cuenta en Halloween para dar miedo.
                                        Marco Antonio Ortega Martínez (Curso Escolar 2010 - 2011)

La familia de osos.

 
          Había una vez una familia de osos. Un día, después de tomar un poquito de café, se fueron al bosque. Al llegar, se tumbaron a dormir.
         Cuando pasaron unas horas, dijo el hijo oso:
         - ¿Nos levantamos ya?
          - Sí, vamos a dar un paseo – le respondió el padre.
         Se fueron el padre y el hijo. Mamá osa se quedó allí.
         Al poco rato, llegóuna banda de cocodrilos donde estaba la madre. Cogieron a la osa y la ataron.
         -¡Soltadme! ¡Socorro! – gritaba la osa enfadada.
         Se la llevaron a la casa donde vivían los cocodrilos y la amarraron en una silla.
         Cuando regresaron el padre y el hijo, se extrañaron de que no estu-
viera la osa.
         - Mamá, ¿dónde estás? – la llamó el hijo.
         La buscaron por todas partes y no aparecía.
         - Ya sé quién se la puede haber llevado – dijo el hijo.
         - ¿Quién?
         - La banda de los cocodrilos.
         Fueron a buscarla a la casa de los cocodrilos. Aprovechando un descuido de los malhechores, el hijo entró en la casa y desató a su madre.
         Salieron corriendo. Los bandidos se dieron cuenta y persiguieron a los dos. Mientras, el padre llamaba a la policía.
         Los policías llegaron pronto, Rodearon la zona y al final se rindieron los cocodrilos. Los metieron en la cárcel.

                                            Samuel Ramírez Garrido (Curso Escolar 1999 - 2000)

Directo a las mazmorras.


Juan y Pepe eran muy buenos ladrones. Siempre conseguían robar algo. Un día estaban hablando en la calle:
         - Pepe, ¿por qué no robamos un coche?
         - Vale, pero, ¿cuál?
         - ¡Ese de ahí!
         Se dirigieron al coche y empezaron a desarmarlo. A los pocos minutos era una chatarra. Le robaron la radio, el reloj, el mechero y muchas cosas más.
         A las pocas semanas decidieron robar en una joyería. Se llevaron todo lo que pudieron, pero los cogió la policía. En la comisaría les preguntaron muchas cosas, pero al final se solucionó todo, porque una señora pagó la fianza.
         El mes siguiente hicieron otro robo y fueron directo a las mazmorras. Allí lo pasaban muy mal y la comida era una asquerosidad. Intentaron escapar por todos los medios pero no pudieron.
         Llegó el día de salir porque habían cumplido la condena. Desde entonces ya no hicieron cosas malas, sino al contrario. Ahora ayudaban a los más débiles, a los ancianos y a los ciegos a cruzar la calle. Sin embargo, de vez en cuando pensaban volver a robar, pero cuando se acordaban de las mazmorras se les quitaba la idea de la cabeza.
         Un día un anciano ciego estaba cruzando la calle y el semáforo estaba en rojo. Nuestros amigos llegaron a tiempo para impedir que lo 
atropellara un coche.
          - Muchas gracias por haberme ayudado – les dijo el anciano.
          - No hay de qué – respondió Pepe.
          - Os invito a merendar mañana en mi casa.
          - Muchas gracias, mañana nos pasaremos por allí – le dijo Juan.
         El viejecito les dio la dirección donde vivía y se despidieron de él.
         Al día siguiente fueron a su casa y lo pasaron muy bien escuchando las historias que les contaba el viejecito de cuando era joven.
         Días más tarde, Juan leyó una noticia que venía en el periódico:
         - Mira Pepe lo que dice aquí: “Se ha encontrado el cadáver de un anciano que era ciego, asesinado con un puñal clavado en la espalda, en la puerta de su casa, en la calle Naranjo número veintisiete. Se llamaba Pedro”.
         - ¡Caramba si es el anciano que nos invitó a merendar hace unos días!
         Los dos amigos estaban muy tristes. Fueron al entierro y le llevaron una corona de flores. Al mes siguiente la policía cogió al que lo había asesinado y lo metieron en la cárcel. Era un ladrón que quería robarle y como el viejecito se negó a darle el dinero, el ladrón lo asesinó.
         Pasaron algunos meses y Juan se puso enfermo porque le entró una extraña alergia y se le ponía la piel de color rojo. Fue con su amigo al médico. Le puso un tratamiento que consistía en unas vacunas, unas gotas para la nariz y tomarse una pastilla antes de dormir.
         Cuando llegó la noche se tomó la pastilla y se acostó. Al poco rato empezaron a crecerle los colmillos y la cara empezó a deformársele. Se levantó de la cama y fue al cuarto de su amigo. Lo cogió por el cuello, mientras gruñía:
         - ¡Urrrg, Urrg, dame medicinas que me muero!
         - ¡Socorro, auxilio! – gritaba Pepe.
         Los vecinos acudieron rápidamente a la llamada de socorro y lograron separar al monstruo del muchacho, cuando casi estaba a punto de estrangularlo. Intentaron cogerlo pero como era muy fuerte, les dio un golpe y se escapó.
         Desde aquel día el monstruo vivía en el bosque. Se alimentaba de hierba y algunas veces cogía frutas en las huertas que había cerca. Lo que le sobraba se lo daba a los animales. Ya nunca más regresó a la ciudad.
                               
                         Marco Antonio Hidalgo Molina (Curso Escolar 1987 - 1988)       



jueves, 20 de enero de 2011

La paz

                     La paz es bonita
             y nos enseña
             que no hay que matar                
             ni maltratar.
            
                     Yo nunca
             usaré la violencia.
             
                     La paz es como
             la naturaleza.
                     
                      Dos palomas vuelan
             y dicen:
                     ¡Qué bonita es la paz!

                                                         Alba Omil Setó (Curso Escolar 2009 - 2010)

La paz mundial.

                     La paz  es mundial
           como una paloma blanca
           que vuela sobre el mar.           

                    La paz está en el cielo,
            anunciando
            que la venida de la paloma
            está llegando

                   La paz es tan genial
            que nadie se peleará.

                   ¡Viva la paz! 

                                          
            Belén Vázquez Fernández y Ana Cecilia Marchán Chaves (Curso Escolar 2010-2011)

Un día en el campo.


         Un día de verano fui con mi familia al campo. Mis primos y yo estuvimos en los columpios y uno de ellos se cayó. Sus padres lo llevaron al hospital y le pusieron puntos.
         Luego fui con mis padres a las montañas. Desde lo alto se veía todo el campo. 
         A continuación, mi madre me llamó para comer.
         Al final, terminamos de comer y nos fuimos para casa.

                                       Alicia Coronilla Jiménez (Curso Escolar 2009 - 2010)

Mi triciclo.

 
          Cuando era pequeño iba con mi triciclo y bajé por una cuestecita. Al
bajarla me caí y me hice mucho daño. Luego me llevaron al hospital.
         Al final, me dijeron que me había roto el nervio del diente y se me pusieron las paletas negras.
                                       Ismael Sánchez Ramos (Curso Escolar 2009- 2010)

Cuatro días en Málaga.



El jueves pasado fui a Málaga. Estuve en un hotel de tres estrellas.
         Luego fui a la piscina. Era muy grande.
         Por la noche fui a almorzar a un buffet libre que había en el hotel. Había muchas cosas de comer. Después nos fuimos a dormir la siesta.
         Por la tarde fuimos a ver la playa que estaba al lado.
         Lo pasé muy bien en Málaga. 
                                                          
                                          Juan Pedro Romero Fernández (Curso Escolar 2009-2010) 
                                              

La visita de Croc y Tobi.

 
          Croc era  un cocodrilo y Tobi un erizo. Los dos eran amigos. Querían ir a Barcelona a ver a su amigo, el tigre Tini.
         Fueron en avión a Barcelona, desde el aeropuerto de Jerez.
         - ¡Que bien se viaja en avión! – le dijo Croc a su amigo.
         - Sí, es verdad – le respondió Tobi.
         Cuando llegaron, fueron en taxi a casa de Tini. Se alegró mucho de verlos. Por la tarde visitaron el Acuarium, que era como un tubo muy grande de cristal irrompible. Dentro de él había tiburones, mantas, rayas y muchos peces de colores.
         - ¡Que guay es esto! – exclamó Tobi.
         - A que es bonito – dijo Tini.
         Más tarde se fueron a casa de Tini, cenaron y se acostaron.
         A la mañana siguiente se levantaron, hicieron la cama y desayu-
naron.
         - ¿Queréis ir al campo? – les preguntó Tini.
         - No es mala idea – respondió Croc.
         - A mi también me gusta – dijo Tobi.
         Croc y Tini prepararon los bocadillos y Tobi fue a comprar las bebidas. Cuando tuvieron todo preparado se fueron.
         Estuvieron todo el día en el campo. Allí había muchos árboles: pinos, robles y también un gran lago.
         - ¡Que bonito paisaje! –exclamó Tobi.
         - Es verdad – dijo Croc.
         Después de comer se marcharon. Por la tarde fueron al parque de atracciones. Se montaron en la montaña rusa, en las cataratas, en el jaguar…
         - ¿Lo estáis pasando bien? – les preguntó Tini.
         - Sí, pero tenemos que irnos – dijo Croc.
         Se fueron a casa de Tini y prepararon las maletas.
         Al día siguiente se despidieron de su amigo.
         - Bueno, hasta otro día – dijo Tini.
          - Hasta otro día – le respondió Croc.
         - Adiós – le dijo Tobi.
         Cogieron un avión que los llevó hasta Jerez. Cuando llegaron, se lo contaron todo a sus amigos.
                                Carlos Manuel Salado Zapata (Curso Escolar 1999- 2000)

La estrella que se perdió.

 
           Había una vez una niña que no podía dormir y se puso a mirar por la ventana de su habitación. Vio algo brillante que caía, era una estrella. Se quedó enganchada en un árbol. La niña salió de su casa y la cogió con sus manos.
         Era muy pequeñita. La niña le preguntó, muy asombrada:
         - ¿Quién eres?
         - Soy una estrella y me llamo Brillante, ¿y tú?
         - Yo me llamo Violeta y soy una niña.
         - ¿Podrías ayudarme a irme al cielo?
         - Lo intentaré. Mañana lanzan un cohete, si quieres puedes ir en él.
         - De acuerdo, gracias.
         Violeta metió a la estrella en su cuarto.
         La estrella estaba muy contenta, porque se iba a ir con sus padres.
         A la mañana siguiente, la niña le contó a su padre lo que le había ocurrido.
         - ¡Cuántas veces te he dicho que no digas mentiras! – exclamó su padre enfadado.
         La niña le enseñó la estrella, que estaba en su cuarto muy asustada.
         El padre se quedó muy asombrado al verla y le dijo que no tuviera miedo. Poco después la llevó donde lanzaban el cohete y colocaron a la estrella dentro de él.
         Brillante le dijo a Violeta:
         - Gracias por todo, no sé lo que habría hecho sin vosotros.
         - Adiós, ¡nunca de olvidaré!
         A continuación el cohete empezó a ascender hacia el cielo. La estrella estaba muy contenta.
         Desde entonces, todas noches la estrella le mandaba señales con su luz. La niña era muy feliz. 
                                                 Melania Benítez Ruiz (Curso Escolar 1999- 2000)
  
        

La bruja Pepina.


Había una vez una bruja que se llamaba Pepina, pero la cono-
cían como la bruja Metepata.
         Vivía lejos del pueblo, en una vieja mansión llena de espíritus traviesos.
         Un día se fue volando, montada en su escoba hacia el pueblo. La seguía su murciélago. Iban a comprar alimentos.
         A la vuelta, la bruja le dijo al murciélago:
         - Pepote, tendré que ir andando hasta casa porque se ha roto la escoba.
         - Vale, yo iré volando a tu lado.
         De repente, la bruja exclamó:
         - ¡Oh!,  Pepote, he encontrado un niño dormido.
         - ¿Nos lo llevamos, bruja?
         - Sí, es una buena idea.
         La bruja le echo al niño unos polvos mágicos para que no se despertara. Después lo cogió en brazos y fueron en dirección a la mansión.
         Cuando llegaron, dijo Pepina:
         - Vamos a hechizarlo. Pepote, coge el libro de los hechizos
         El murciélago cogió el libro con su pico, se lo dio a la bruja y le preguntó:
         - ¿En qué vas a convertir al niño?
         - Lo convertiré en una rana.
         Entonces la bruja empezó a decir las palabras mágicas:
         - Pata calabra, onda de patas, te convertirás en una rana.
         Pero, en vez de una rana, lo convirtió en un león, que empezó a perseguirlos rugiendo.
         - ¡ Deprisa Pepote, coge la escoba de repuesto y vámonos de aquí! – gritaba la bruja muy asustada.
         Salieron huyendo, Pepina montada en la escoba, acompañada por el murciélago que volaba a su lado.
         Luego fueron al bosque a buscar los ingredientes para hacer el hechizo. Cuando regresaron, el león estaba dormido. La bruja hizo otro hechizo y convirtió al león en niño otra vez.
         El pequeño salió corriendo para su casa, muy asustado.
         La bruja y su murciélago se reían a carcajadas.

                                Juan Manuel Martínez Montes (Curso Escolar 1999- 2000)

sábado, 15 de enero de 2011

La niña que tenía envidia de su hermana.


             Érase una vez una niña llamada Alba. Era hija única y tenía muchas
ganas de tener un hermanito o una hermanita. Un día, cuando llegó del colegio,
le dijo a su madre:
- Hola mamá. ¿Por qué estás tan contenta?
          - Hola hija. Tengo una buena noticia que contarte.
          - ¿Cuál es mamá?
          - Estoy esperando un hijo.
          -¡Que bien mama! - dijo la niña abrazando a su madre.
Poco antes de dar a luz la madre, murió el padre. Las dos se quedaron muy tristes.  A la semana siguiente, nació María .
La pequeña fue creciendo y eso no le gustaba tanto a Alba, que le pegaba y la insultaba. La madre habló con ella. La niña se dio cuenta que la madre tenía razón. Desde ese momento no le pego más.
 Poco a poco fue pasando el tiempo, y la madre murió. Alba que ya era mayor se echó novio,  se fue a vivir con él y se llevó a su hermana con ella. María estaba muy orgullosa de su hermana mayor.
Pasaron los años, Alba se casó y tuvo tres hijos, uno de ellos tenía poderes mágicos, aparecía y desaparecía, hacía desaparecer las cosas, podía volar y hacer volar a los demás.
          Un día hubo un incendio. Un niño y su madre estaban en peligro. La madre muy preocupada llamaba a Manuel, que así se llamaba el hijo de Alba.
          - ¡Manuel, Manueel!
           -Ya estoy aquí – dijo, apareciendo de repente.
         - Nos vamos a quemar, si no lo salvas pronto.
         Manuel salvó a los dos. La madre, muy agradecida, le dijo:
         - Muchas gracias por habernos salvado.
         - No tienes por qué darme las gracias, siempre estaré a vuestra disposición. Adiós – dijo, y a continuación desapareció.
         Manuel continuó ayudando a los demás y todo el mundo lo quería.

      
                               Claudia González Sánchez  (Curso Escolar 2010- 2011)

miércoles, 5 de enero de 2011

La rata y el ratón.


          Había una vez una rata y un ratón que vivían en un basurero. Estaban cansados de estar entre tanta basura. El ratón le dijo a la rata:
         - He tenido un sueño esta noche.
         - ¿Qué sueño has tenido?
         - Soñé que venía el camión de la basura y, entre la basura, había un cristal mágico.
         - ¡Anda ya!, los sueños no son verdad.
         - Yo creo que sí.
         Al decir esto el ratón, llegó el camión de la basura. Se pusieron muy contentos y pensaron lo que podrían pedir.
         Poco después, dijo la rata:
         - Yo quiero una ciudad de queso para mi sola.
         - Y yo quiero un agujero calentito para vivir con mi familia.
         Un cristal mágico muy brillante, que había entre la basura, les concedió lo que había pedido cada uno.
         La rata murió al poco tiempo de una indigestión, por avariciosa.
El ratón vivía muy feliz con su familia.
Cuando sus hijos fueron mayores, el ratón les contó lo que le había ocurrido cuando era joven, para que se dieran cuenta de que la avaricia no es buena.

                                José Luis González Navarrete (Curso Escolar 1999- 2000)

lunes, 3 de enero de 2011

Los dos superhéroes.



Había una vez un niño que quería ser un superhéroe.
La madre le decía que era imposible y el padre que tenia mucha imaginación. El niño se llamaba Pablo. El niño se fue a dar un paseo y se encontró a Juan, su amigo. Pablo le dijo:
- Juan, vente conmigo.
- Vale.
Se fueron a la Plaza Río cuando de pronto les atropelló un camión radiactivo y explotó. Increíblemente sobrevivieron, Juan le dijo  a su amigo:
- Me siento raro, Pablo, ¿estás bien?
- Sí, estoy bien, quien llegue último a mi casa pierde.
Los dos se pusieron a correr y a Pablo no se le veía.
Juan se fue a casa de Pablo y se quedó sorprendido porque su amigo ya estaba allí. Tenia el poder de correr mas rápido que un rayo. Juan levantó las manos y  empezó a echar fuego por ellas.
Los dos cumplieron su sueño de ser unos superhéroes. De repente, apareció una nave espacial en el cielo. Juan dijo, muy asombrado:
-¿Que es eso?, ¡es increíble!
- Es un OVNI, creía que no existían .
El OVNI aterrizo y salio un marciano de color verde que dijo:
-Voy a destruir vuestro patético planeta.
-¡Jamás! - dijeron Pablo y Juan a la vez.
El marciano echó rayos por la boca y Juan echó fuego por las manos.
         ¡Eran iguales de fuertes! Pablo se puso a correr en círculos y provocó un tornado. El tornado se juntó con el fuego e hicieron un tornado de fuego, que ganó a los rayos y el marciano salió volando, muy asustado.
         Desde aquel día los dos niños continuaron con los poderes que tenían. Los utilizaron para ayudar a las demás personas y para combatir el mal.

                                                    Juan Pedro Romero Fernández (Curso Escolar 2010- 2011)

La niña y el fantasma.



Érase una vez un fantasma amigo de una niña. El fantasma se llamaba José Luis y la niña Lucia. Vivían en un palacio mágico. Un día la niña le dijo al fantasma:
- ¿Vamos a ir a una casa fantástica?
- De acuerdo.
Fueron a la casa y se encontraron figuras muy famosas pero, ¡se movían! La niña dijo:
-¡Que raro es esto!
-Es verdad, esto es muy raro.
Las figuras cuando se movían todo temblaba y se caían los cuadros al suelo. Una de las figuras fue hasta el fantasma y la niña. Salieron corriendo pero se convirtieron en figuras.
Pasaron unos cinco años y la niña y el fantasma se convirtieron en personas. Lucía se puso muy contenta al ver que el fantasma era una persona. José Luis también era muy feliz.
Al día siguiente, la niña se puso un reloj antiguo que se encontró en un armario del palacio y se  dio cuenta de una cosa. Siempre que se ponía el reloj, a ella le pasaba algo malo. Un día se torció un pie y al día siguiente se le perdió el monedero. La niña le dijo a su amigo José Luis:
-Voy a ir al palacio a dejar este reloj porque creo que me da mala suerte.
-Vale.
Dejó el reloj en el palacio. A la mañana siguiente lo tiraron al fondo del mar.     
Desde entonces tuvieron buena suerte. Un día compraron dos décimos de lotería y les tocó el primer premio.
Se compraron un palacio nuevo mucho más bonito que el anterior.
Vivieron en él y fueron muy felices.

                       Belén Vázquez Fernández (Curso Escolar 2010- 2011)

domingo, 2 de enero de 2011

Ramona y la lámpara mágica.



 Érase una vez una niña llamada Ramona que estaba caminando por la calle y se encontró una lámpara mágica. Cuando llegó a su casa todo el mundo estaba durmiendo. Subió a su cuarto, se puso el pijama y empezó a rezar. Al terminar de rezar cogió la lámpara y dijo:
         - Dios mío,  por favor, quiero que mi familia sea millonaria.
          Se acostó y al poco rato se quedó dormida. Al día siguiente, por la
mañana se despertó en un cuarto que no era el suyo, pero era más grande y más bonito. Bajó a desayunar y se encontró a seis criadas limpiando la casa y dos en la cocina preparándole el desayuno. La niña, muy nerviosa, le preguntó a una de ellas:
- ¿Dónde están mi  madre  y mi padre?
          - Buenos días señorita Ramona, cálmese que la veo muy nerviosa.  
          -Vale ya estoy calmada, ahora contésteme, por favor.
- Su madre está dándose un masaje de chocolate en la Clínica Rosa Hermosa . Y su padre esta haciendo negocios para tener su décimo cuarto chalet.
Ramona se preguntó que es lo que había pasado, por qué su vida era ahora así. Pero, rápidamente recordó que le había pedido ese deseo a la lámpara que se encontró en la calle.
Después fue a un colegio donde iban todos los niños y niñas ricos. Allí estuvo hasta las ocho de la tarde. Cuando regresó, se bañó en su preciosa bañera de mármol, cenó y luego se puso el pijama. Antes de acostarse, le pidió a la lámpara que al día  siguiente lloviesen caramelos dentro de la cocina.
           Por la mañana se despertó por culpa de un gran ruido. Ramona le preguntó, con cara de mosqueada a la criada:
           - ¿Qué es ese ruido?
           - ¡Señorita están cayendo caramelos del techo de la cocina!
            -¡Que bien, mi deseo se ha cumplido!
            - Señorita, se me ha olvidado decirle que sus padres me han dicho que le comunique que se van nueve meses a Hollywood de vacaciones.
             - ¡ Oh, no, que horror!
             A los tres meses, Ramona no aguantaba más sin sus padres y por la noche le pidió a la lámpara mágica que todo volviera a ser como antes.                  
             A la mañana siguiente, cuando se levantó estaba en su cuarto y en su verdadera casa. Vio a sus padres. Se fue corriendo hacia ellos y les dio
un fuerte abrazo.    
                                                      Aroa Fernández Jaén (Curso Escolar 2010- 2011)








El superhéroe Marcelino.


Había una vez un superhéroe llamado Marcelino que luchaba contra el mal .Vivía en una mansión. En su sótano tenia todas las herramientas para combatir el mal. Le acompañaba un perro que hablaba. Marcelino le dijo a su perro:
-Siento que esta pasando algo. ¿Vamos al sótano?
-Si, yo siento lo mismo.
A continuación fueron al sótano y dijo el perro:
-Vamos a ver la pantalla de misiones.
-Sí, espero que el malvado sea fácil de coger.
Encendieron la pantalla de misiones y se conectaron con el Jefe Supremo. Marcelino le preguntó:
-¿Que misión hay que hacer ahora Jefe?
-Hay que capturar al ladrón Comando.
-¿Cuándo ha salido de la cárcel?
- Hace varios días. Hoy ha secuestrado a un niño.
Al poco rato se viste el perro y Marcelino con trajes especiales antifuego, antibalas etc, y se montaron en el coche. A continuación llegaron a la guarida donde estaba el malvado secuestrador con el niño. De repente, le preguntó Marcelino a su perro:
-¿Estás preparado?
-Sí.
 Marcelino y el perro se asomaron por la ventana. Vieron a Comando atando al niño a una silla, y diciéndole:
-¡Te mataré! ¡Ja, ja,  ja!
Al poco rato Marcelino le metió una patada a la puerta de entrada, que era  de hierro, y la rompió con sus superpoderes. Entró en la guarida y luchó con el malo, mientras el perro llamaba a la policía con su móvil.
Cuando llegó la policía, Marcelino y el perro ya habían atado a Comando. Los policías se lo llevaron detenido.
-¡Ya estás a salvo niño!- le dijo Marcelino, muy contento.
-Gracias os lo voy a agradecer toda mi vida.
Al final llevaron al niño a su casa. A Comando lo condenaron a cadena perpetua.

                                          Alba Blanco Ruiz  (Curso Escolar 2010- 2011)