domingo, 29 de mayo de 2011

La familia y doña Romualda.


ACTO I.




NARRADOR: En el salón de una casa, Pepita está limpiando el polvo de los muebles. De repente, se sienta en una silla y dice:

PEPITA: ¡Ay, no puedo más! Estoy muy cansada de tanto trabajar. ¡Pepito, ven!

NARRADOR: Pepito no viene y su madre lo sigue llamando.

PEPITA: ¡Pepito, te digo que vengas ya!

NARRADOR: Llega Pepito y le dice a su madre:

PEPITO: ¿Qué quieres, mamá?

PEPITA: Esta tarde va a venir una amiga mía que tiene mucho dinero. Se llama doña Romualda.

PEPITO: ¡Uy que nombre tan feo!

PEPITA: No se te ocurra decirle eso a mi amiga, que te castigo un mes sin coger la Play Station.

PEPITO: Bueno, mamá, voy a procurar portarme bien.

PEPITA: Eso espero. Por cierto ¿has hecho tu cama?

PEPITO: No, es que estoy muy cansado.

PEPITA: Venga Pepito, cariño, no seas flojo. Haz la cama que ya son las cuatro de la tarde y mi amiga va a llegar a las siete.

PEPITO: Vale, mamá.

NARRADOR: Pepito se va a la cocina. Pepita se queda en el salón. Sigue limpiando y recogiendo cosas. De repente, llaman a la puerta.

PEPITA: ¡Ya va, ya va!

NARRADOR: Pepita abre la puerta. Es su amiga Lola, Pepita le dice al verla.

PEPITA:¡Hola Lola!, pasa, que estoy limpiando.

LOLA: Hola Pepita, ¿te bienes al yoga?

PEPITA: No puedo ir. Tengo que limpiar la casa porque esta tarde viene una amiga mía, que tiene mucho dinero, a merendar.

LOLA:¡No me digas!

PEPITA: Se llama doña Romualda.

LOLA: ¡Uy!, que nombre más raro. Bueno, me voy que llego tarde al yoga. Ya me contaras luego. Adiós.

PEPITA: ¡Adiós Lola!

NARRADOR: Se marcha Lola. Pepita sigue limpiando. De repente llega Pepito con las manos en la barriga diciendo:

PEPITO: ¡Ay! Que malito estoy.

PEPITA:¿Que te ha pasado, cariño.

PEPITO: Me he comido la olla entera de albóndigas.

PEPITA: ¡Pero niño si había más de cuarenta albóndigas!¡Cómo puedes tener hambre si has almorzado hace poco tiempo!¡Hay que ver los disgustos que me das!

PEPITO: No me riñas que me duele más la barriga.

PEPITA: Lo que te voy es a castigar un mes sin coger la Play Station.
NARRADOR: Pepito se pone de rodillas.

PEPITO: No mamá, por favor, no me dejes sin jugar a la Play.


PEPITA: Anda, levántate ya. Voy a llamar al médico. No sé si tendré el móvil cargado.

NARRADOR: La madre se va a otra habitación y Pepito se queda sentado, con la mano en la barriga quejándose.

PEPITO:¡Ay!, que malito estoy. A partir de mañana solo comeré espinacas y un poco de fruta.







ACTO II.

 
NARRADOR: Pepita está en el salón de su casa, limpiando el polvo. Pepito está sentado, quejándose porque le duele la barriga
PEPITO: ¡Ay que me duele la barriga!

PEPITA: No te quejes más, no haberte comido tantas albóndigas.

NARRADOR: De repente llaman a la puerta. Es Luis, el doctor.

PEPITA: Pase, pase, doctor.

DOCTOR LUIS: Buenas tardes, ¿cómo está el paciente?

PEPITO: Me duele mucho la barriga.

PEPITA: Este niño me tiene aburrida, no para de comer. ¿Usted cree que es normal que mi Pepito se haya comido cuarenta albóndigas de una vez?

DOCTOR  LUIS: ¡Que barbaridad !, Pepito,¿ cómo te has podido comer tantas albóndigas?

PEPITO: Por favor, no digáis más la palabra albóndiga, que me pongo peor.

DOCTOR LUIS: Pepito, abre la boca por favor.

PEPITO: Me da vergüenza.

PEPITA: ¡No digas tonterías! Lo que te  tendría que dar vergüenza es comer tanto.

NARRADOR: Pepito saca la lengua. El doctor al verla le dice:

DOCTOR LUIS: Vaya empacho que tienes. Vas a estar un par de días tomando suero y bebiendo mucha agua.

NARRADOR: Pepito le dice, con cara de pena:

PEPITO: Vale.

DOCTOR LUIS: Y como vuelvas a comer tanto, la próxima vez te pongo una inyección de las grandes.
PEPITO: No, por favor, una inyección no, que duele mucho. Yo le prometo que no voy a comer tanto. Desde ahora, me voy a poner a régimen.

DOCTOR LUIS: No te asuste, era una broma.

NARRADOR: Pepito mira al doctor con cara de susto. El médico le dice a su madre:

DOCTOR LUIS: Bueno, me marcho, que tengo una consulta en el ambulatorio. Si le duele la barriga, le da usted una cucharadita de Dalsy.

PEPITA: De acuerdo, don Luis. Muchas gracias por haber venido.

DOCTOR LUIS: De nada, bueno, ya sabes Pepito, me has prometido que no vas a comer tanto.

PEPITO: Si doctor, voy a comer poquito.

DOCTOR LUIS: Eso espero. Pepita, si tiene alguna duda, me llama por teléfono.

PEPITA: Adiós, don Luis.

PEPITO: Adiós.

NARRADOR: El médico se marcha y Pepita lo acompaña hasta su puerta. Pepito se queda sentado, con la mano en la barriga y con cara de dolor.

PEPITA: Muchas gracias por todo.

DOCTOR LUIS: De nada, adiós

PEPITA: Adiós.







ACTO III.


NARRADOR: Pepita está limpiando el polvo, de repente llaman a la puerta.

PEPITA: ¡Ya voy, ya voy!

NARRADOR: Pepita abre la puerta. Es doña Romualda.

PEPITA: Buenas tardes doña Romualda, pase usted.

DOÑA ROMUALDA: Buenas tardes, ¡ay!, vengo muy cansada. Mi chófer ha tenido que dejar el mercedes muy lejos, porque no había aparcamiento y he venido andando.

PEPITA: Siéntese por favor. ¿Quiere usted algo de merendar doña Romualda?

DOÑA ROMUALDA: Si, no me vendría mal tomar una taza de café con leche, si no es mucha molestia. Pero no me llame doña Romualda, llámeme Romi, como me dicen mis amigas.

PEPITA: De acuerdo, ahora traigo la merienda.

DOÑA ROMUALDA: Muy bien.

NARRADOR: Pepita se va a la cocina. Doña Romualda saca el abanico y empieza a abanicarse. Poco después llega Pepita con la bandeja en donde lleva las cosas de la merienda.

PEPITA: Romi, además del café con leche he traído un bizcocho que he preparado ¿Quiere usted probarlo?

DOÑA ROMUALDA: Sí, como no.

PEPITA: ¿Cuántas cucharadas de azúcar quiere en el café?

DOÑA ROMUALDA: Dos por favor.

NARRADOR: Pepita le corta un trozo de bizcocho, le echa dos cucharadas de azúcar en el café y ella se sirve otro café y un trozo de bizcocho.

PEPITA: Romi, ¿cómo es el chalet donde usted vive?

DOÑA ROMUALDA: Es un chalet de dos plantas. Tiene en total doce habitaciones, tres cuartos de baño y dos piscinas una para el  verano y otra para el invierno.

PEPITA:¡Ay!, a mi me gustaría tener una casa así.

DOÑA ROMUALDA: Pues es una casa muy grande para mí sola.

PEPITA: ¿Le gusta el café y el bizcocho?

DOÑA ROMUALDA: Sí, está todo muy bueno.

NARRADOR: De repente entra Pepito, que viene de su cuarto.

PEPITO: Buenas tardes.

DOÑA ROMUALDA: Buenas tardes.

PEPITA: Pepito, tenemos visita. Te presento a Doña Romualda.


PEPITO: Encantado de conocerla.

DOÑA ROMUALDA: ¡Que niño más educado!


PEPITA: Mi niño es muy educado y come poquito,¿ verdad Pepito?

PEPITO: Sí mamá, me he puesto a régimen. Me voy a tomar un vaso de agua mineral en la cocina y luego me iré a mi habitación a estudiarme  las tablas de multiplicar. Adiós.
Encantado de conocerla.

DOÑA ROMUALDA: Adiós Pepito. Eres un niño muy guapo y muy simpático.

NARRADOR: Se va Pepito.

PEPITA: Mi niño es muy bueno, pero a veces come demasiado.

DOÑA ROMUALDA: Pero, ¿no dice que se ha puesto a régimen?

PEPITA: Eso dice él, pero esta mañana se ha comido más de cuarenta albóndigas.

DOÑA ROMUALDA: ¡No me diga!

NARRADOR: De repente entra Pepe, el marido de Pepita.

PEPE: Buenas tardes.

DOÑA ROMUALDA: Buenas tardes

PEPITA:  Romi, le presento a Pepe, mi marido.

PEPE: Encantado de conocerla.

PEPITA: Pero Pepe, ¿cómo es que has salido tan rápido?

PEPE: Tengo que darte una mala noticia, me han despedido.

PEPITA: ¡No me digas! Y qué vamos a hacer ¿De qué vamos a vivir?

DOÑA ROMULDA: No se preocupen, si les hace falta trabajo, yo puedo arreglar el problema, si ustedes quieren. Pepe puede ser mi nuevo mayordomo, ya que el otro está muy mayor y va a jubilarse y usted mi ama de llaves, porque la que trabaja también se jubila

PEPITA: ¡ Que buena es usted Romi!

PEPE: Muchas gracias doña Romi.

DOÑA ROMUALDA: Mañana, si quieren, pueden empezar a trabajar. Por el sueldo no se preocupen, porque pienso pagarles 2000 € al mes a cada uno, ¿les parece bien?

PEPITA: Claro que me parece bien ¡Qué buena es usted Romi!

PEPE: A mi me parece bien. Mañana iremos a su casa para trabajar para usted.
DOÑA ROMUALDA: Bueno y para celebrarlo, si quieren, vamos esta noche a cenar a una marisquería. Yo les invito

PEPE: No sé cómo podremos agradecerle todo lo que hace usted por nosotros.

DOÑA ROMUALDA: No tiene importancia. Yo quiero que sean felices.

NARRADOR: Pepita llama a su hijo.

PEPITA: ¡Pepito ven! 

NARRADOR: Pepito entra en el salón.

PEPITO: ¿Qué quieres mamá?

PEPITA: Nos vamos, que doña Romi nos ha invitado a cenar.

PEPITO: Pero mamá, si yo estoy a régimen.

DOÑA ROMUALDA: Bueno si no quieres comer gambas, langostinos y langostas, te puedes tomar una ensalada.

PEPITO: No, voy a dejar por hoy la ensalada. ¡Con lo que a mí me gustan los mariscos! Además me he tomado el Dalsy y ya no me duele la barriga.

DOÑA ROMUALDA: Bueno, vámonos que mi chófer nos recogerá en el mercedes.

PEPITA: Sí, sí.

PEPE: De acuerdo

PEPITO: ¡Qué guay!

NARRADOR: Se van todos. Desde aquel día la familia fue muy feliz y doña Romualda siguió portándose muy bien con ellos. Y colorín colorado, esta historia se ha acabado.
 


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