jueves, 20 de enero de 2011

La estrella que se perdió.

 
           Había una vez una niña que no podía dormir y se puso a mirar por la ventana de su habitación. Vio algo brillante que caía, era una estrella. Se quedó enganchada en un árbol. La niña salió de su casa y la cogió con sus manos.
         Era muy pequeñita. La niña le preguntó, muy asombrada:
         - ¿Quién eres?
         - Soy una estrella y me llamo Brillante, ¿y tú?
         - Yo me llamo Violeta y soy una niña.
         - ¿Podrías ayudarme a irme al cielo?
         - Lo intentaré. Mañana lanzan un cohete, si quieres puedes ir en él.
         - De acuerdo, gracias.
         Violeta metió a la estrella en su cuarto.
         La estrella estaba muy contenta, porque se iba a ir con sus padres.
         A la mañana siguiente, la niña le contó a su padre lo que le había ocurrido.
         - ¡Cuántas veces te he dicho que no digas mentiras! – exclamó su padre enfadado.
         La niña le enseñó la estrella, que estaba en su cuarto muy asustada.
         El padre se quedó muy asombrado al verla y le dijo que no tuviera miedo. Poco después la llevó donde lanzaban el cohete y colocaron a la estrella dentro de él.
         Brillante le dijo a Violeta:
         - Gracias por todo, no sé lo que habría hecho sin vosotros.
         - Adiós, ¡nunca de olvidaré!
         A continuación el cohete empezó a ascender hacia el cielo. La estrella estaba muy contenta.
         Desde entonces, todas noches la estrella le mandaba señales con su luz. La niña era muy feliz. 
                                                 Melania Benítez Ruiz (Curso Escolar 1999- 2000)
  
        

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